sábado, 2 de mayo de 2009

Egoísmo

Ser egoísta es muy malo para todos en este mundo. Cuando una persona es mezquina lo demuestra en las pequeñas cosas: en un gesto, en una palabra, en las actitudes cotidianas, en la vida en general. Convivir con alguien egoísta trae mucha amargura, impotencia y dolor. A veces cuando más amamos es cuando más nos desprecian e ignoran. En algún momento pensamos que las personas pueden cambiar y podría ser cierta dicha afirmación, pero en la generalidad no se da tal cambio y todos siguen siendo lo que son hasta que mueren. El orgullo desmedido y la soberbia de ciertos seres "humanos" lastima profundamente y el daño irreversible que causan debería ser reparado en cierta forma.
Es verdad que hay que perdonar pero olvidar es otra cosa. Perdonamos pero no olvidamos lo que nos marcó a fuego e hizo de nosotros personas distintas.
En este mundo tan materialista deberíamos detenernos un poco a pensar si alguien a nuestro alrededor necesita algo. La generosidad no está a la orden del día y nos toca convivir con la tacañería de la época. Los nuevos valores se asocian al individualismo, a la competencia desmedida, a la imagen de lo material, etc.
Los hechos hablan por sí solos y aunque la solidaridad no abunda, deseo continuar con mi esperanza de un futuro más compartido y más humanitario.

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